Mi nombre es Noe Benjamin Pampa Quispe. Nací en Huancané, Puno, una ciudad rica en belleza natural y contrastes. Soy hijo de Florentino y Nieves, quienes me criaron en el seno de la religión Adventista del Séptimo Día, una fe que mis ancestros abrazaron con fervor. Desde pequeños, mis padres decidieron educarnos a mis tres hermanos y a mí en la educación adventista, conscientes de que nos estaban legando un valor incalculable: la educación cristiana.
Mis estudios primarios los realicé en diferentes escuelas adventistas, incluyendo la Isla de Amantaní y la Isla Flotante de los Uros. La secundaria la cursé en el Colegio Adventista del Titicaca, donde comenzaron a sembrarse en mí los principios y valores que guiarían mi vida.
En la década de 1990, tras completar el servicio militar obligatorio en Cuzco, decidí seguir mis sueños y mudarme a Lima. Un domingo, movido por la curiosidad, visité la Universidad Peruana Unión (UPeU) en Ñaña. Al pisar su campus, me sorprendió la paz y tranquilidad que reinaban en el lugar. No dudé en inscribirme para el examen de admisión, y al ingresar entre los primeros puestos, la alegría de mis padres fue indescriptible. Mi madre lloró de emoción al saber que uno de sus hijos estudiaría en una universidad cristiana. La fe y el apoyo de mis padres, sumados al ambiente de estudio, me impulsaron a perseguir mis objetivos hasta completar mi ciclo universitario.
Mis años en la UPeU estuvieron llenos de logros, pruebas y experiencias que moldearon mi carácter. La formación académica-científica que recibí de mis profesores, junto con la educación espiritual impartida por los docentes de Formación Cristiana, me brindaron una educación integral basada en valores. Las semanas de oración, especialmente una dirigida por el Pr. Alejandro Bullón, fueron fundamentales para mi crecimiento espiritual. Dos pasajes bíblicos marcaron mi vida: Isaías 40:30-31, que habla de las águilas como símbolo de quienes confían en el Señor, y Josué 1:9, mi texto favorito que me ha servido de inspiración en cada nuevo desafío.
Estudiar en una universidad privada implicaba un costo económico significativo, pero la determinación de alcanzar mi meta me llevó a encontrar maneras de financiar mis estudios. Vendí productos de la marca Unión en diversas regiones del Perú, lo que me permitió no solo cubrir mis gastos, sino también conocer nuevas culturas. Además, obtuve becas por méritos académicos, y recibí el apoyo incondicional de mis padres. A pesar de los momentos difíciles, como cuando tuve que comer una vez al día o enfrentar deudas después de ser asaltado, siempre sentí la mano de Dios guiando mis pasos.
Después de graduarme como Ingeniero en 1997, fui llamado a trabajar en la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la UPeU. Inspirado por el texto de Isaías, decidí alzar vuelo y continuar mis estudios en Brasil. Realicé una maestría en Ingeniería de Alimentos en la Universidad Estadual de Campinas (UNICAMP) en 2003, seguida de un doctorado en Ingeniería Química en 2007, y un postdoctorado en Ciencia y Tecnología de Alimentos en 2009. También me formé en diversas áreas, como aprendizaje acelerado, lectura dinámica, inteligencia emocional, y estudios avanzados en teología en el SALT-UNASP.
A lo largo de mi carrera, he sido reconocido con varios premios, incluyendo una beca integral para la maestría y el doctorado en UNICAMP, y el "Premio Sin Fronteras Orgullo Peruano 2010", otorgado a peruanos exitosos residentes en el extranjero. Como investigador y docente acreditado en la Facultad de Ingeniería de Alimentos de UNICAMP, he contribuido en áreas como la ingeniería de procesos, biopolímeros, alimentos funcionales y nanotecnología. He publicado artículos científicos en revistas nacionales e internacionales y he participado en congresos y conferencias.
Durante todo este tiempo, la educación cristiana y los valores que me inculcaron desde niño han sido mi guía. A lo largo de mi vida académica, he experimentado la fidelidad de Dios en cada paso. Desde mis primeros días en Brasil, donde llegué con solo cinco reales en el bolsillo, hasta el momento en que fui aprobado para una beca integral, Dios nunca dejó de proveer y dirigir mis pasos. Incluso en momentos de prueba, cuando tuve que vender dulces para sobrevivir, sentí su presencia y su promesa de que nunca me abandonaría.
Hoy, puedo decir con certeza que Dios nunca falla. Sus promesas son reales y verdaderas. Los logros académicos y profesionales que he alcanzado son testimonio de su fidelidad, y la familia que he formado es una bendición que jamás podría haber imaginado. Mi esposa y mi hijo, Josué Armstrong, son un recordatorio constante de la promesa de Dios en Josué 1:9: "Esfuérzate y sé muy valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas."
A los jóvenes y padres de familia, les digo: nunca abandonen sus sueños. Como el águila que enfrenta la tormenta, levanten sus alas y vuelen alto. Dios tiene un plan mayor para cada uno de nosotros, y en medio de las pruebas y dificultades, Él renovará nuestras fuerzas. Aleja el negativismo y el pesimismo, rodéate de quienes comparten tu esperanza, y lucha cada día como si fuera tu última oportunidad. Los premios de la vida no están al inicio, sino al final de cada jornada. Persevera, esfuérzate y confía en que Dios cumplirá sus promesas.
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